Operación Impala





   "Éste es el relato - el enfangado y polvoriento relato - de un viaje que tres motos, un vehículo <<todo-terreno>> y cinco amigos realizaron por tierras de África, desde El Cabo hasta Túnez, en los tres primeros meses del año 1962."

   Así empieza Manuel Maristany a escribir la historia de la travesía con tres Montesa Impala y un Land Rover por el continente africano. Para el autor del libro esta aventura empezó con una llamada de teléfono de Oriol Regàs y una pregunta: "-¿te gustaría atravesar África en moto? Hemos pensado que nos hace falta alguien que tomara fotografías y luego escribiese unas crónicas...". Empezaba a escribirse el relato de unos exploradores barceloneses que emprendieron una aventura en toda regla: atravesar África de cabo a rabo en moto. Lo más lógico, aparentemente, habría sido conseguir potentes motos extranjeras de 500 y 600 centímetros cúbicos para afrontar la inmensidad y naturaleza del continente. Ellos optaron por realizar la aventura en motos de 175cc y de 2t, las mismas motos que movían a miles de personas en todo el país. Propusieron a la Fábrica Montesa participar en su aventura aportando las motos... y Montesa creó el departamento África y les proporcionó tres prototipos y recambios. Maristany dice en su libro que las veía "más compactas y robustas, lo que se debía en parte a los gruesos radios de motocros.” Tres motos preparadas por fábrica para soportar los caminos que iban a encontrar y recambio para todo aquello susceptible de romperse en caídas y con posibilidad de averiarse.

   El libro es un relato de viajes, un cuaderno de bitácora, repleto de curiosidades y anécdotas.  Desde la adopción durante gran parte del trayecto de un cervatillo que llamarían Kenya, hasta peculiares referencias históricas como el regalo más grande del mundo, que hizo la reina Victoria en 1886 a su sobrino el día de su cumpleaños: el Kilimanjaro.

   Ya llegando a Tunez, el final del recorrido, Maristany escribe:
 
   "Las motos parecían adivinar nuestro estado de ánimo, pues desarrollaban la máxima velocidad con sus pequeños pero valientes corazones. La prueba había sido dura y agotadora, pero aún les quedaban fuerzas más que suficientes para conducirnos a Túnez. Estaban sucias, magulladas, arañadas, polvorientas, pero seguían adelante. Nada de ellas recordaba las tres atildadas Montesas que tres meses antes salieron de la Ciudad del Cabo. Habían sufrido largas y agotadoras experiencias. Habían conocido el barro y las lluvias de Rhodesia y Tanganyka, el polvo rojo del ecuador, las ásperas extensiones del N.F.D. y los espinos de Etiopía. Habían cruzado las altas montañas abisinias y habían llegado al mar Rojo. El polvoriento desierto del Sudán no las había desanimado, y en Khartum se refrescaron en el Nilo. El sol, los vientos y las lluvias habían apagado el brillo de sus rojos depósitos. Ahora ofrecían, en conjunto, un tono pardo y grasiento. Las llantas estaban abolladas en algunos puntos: era un recuerdo de los baches salvados."


   Así que el 4 de enero de 1962 Rafa Marsans, Tei Elizalde, Enrique Vernis, Oriol Regàs y Manuel Maristany volaron hacia Ciudad del Cabo y emprendieron un viaje desde el punto más austral del continente hacia el norte que duraría cien días. 20.000 kilómetros desde El Cabo hasta Túnez.

Operación Impala


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